viernes, 17 de octubre de 2008

Sistema Circulatorio

Sistema Circulatorio
El aparato circulatorio
El aparato circulatorio está formado
por el corazón y los vasos sanguíneos,
denominados arterias y venas.
Las arterias llevan la sangre
que sale del corazón a todo tu organismo.
Las venas recogen la sangre de todo
tu organismo y la llevan al corazón.


El corazón es un órgano muscular
del tamaño aproximado de un puño.
Está formado por cuatro cavidades,
dos aurículas y dos ventrículos.
La aurícula derecha recibe la sangre
que procede de todo el organismo.
El ventrículo derecho envía la sangre
hacia los pulmones. La aurícula
izquierda recibe la sangre que llega de
los pulmones. El ventrículo izquierdo
envía esta sangre al resto del organismo.


Tipos de vasos sanguíneos
Las arterias, las venas y los capilares
son vasos sanguíneos que transportan
la sangre por todo el cuerpo.
Las arterias se dividen en ramas más
pequeñas que se llaman arteriolas.
Las venas se dividen en ramas más
pequeñas que se llaman vénulas.
Los capilares conectan las arterias
con las venas. En los capilares se
produce el intercambio de sustancias
entre la sangre y las células.
Si se pusieran todos los vasos sanguíneos de
tu cuerpo uno a continuación del otro
medirían más de 100.000 kilómetros.
El pulso se puede palpar dondequiera que una arteria discurra sobre una estructura sólida como un hueso o un cartílago. La cúspide de la onda del pulso representa la presión sistólica; el seno de la onda la presión diastólica (véase Tensión arterial. Por lo general, el pulso se toma en la muñeca y los cambios en su frecuencia, ritmo e intensidad indican al especialista la incubación o existencia de una enfermedad.
Puntos principales de presión
Las arterias principales pueden ser comprimidas contra el hueso subyacente para detener una pérdida grave de sangre de un miembro. En la figura superior, el punto en el que la arteria humeral pasa más cerca de la piel está a una distancia media entre el codo y el hombro. La presión ejercida por los dedos sobre este punto interrumpe el aporte de sangre a una herida de la mano o del antebrazo. En la imagen inferior, el punto principal de presión para las lesiones de la pierna está donde la arteria femoral cruza la articulación entre la pelvis y la pierna. La presión de la mano sobre este punto reducirá el flujo de sangre. Se debe tener en cuenta que debido a que estas maniobras privan del aporte sanguíneo a toda la extremidad, sólo se deben usar en casos de urgencia absoluta.

La lectura de la tensión arterial se realiza en dos momentos: cuando se interrumpe la circulación y cuando se reestablece suavemente.

COMPATIBILIDAD ENTRE TRANSFUSIONES
Donante
Receptor

A
B
AB1
O
A

No

No
B
No


No
AB
No
No

No
O2




Sí: compatible No: incompatible
1 Receptor universal
2 Donante universal

LA SANGRE
No importa el lugar donde te hagas una herida ¡siempre sale sangre! Seguro que más de una vez te has preguntado por qué tiene ese color tan rojo o para qué sirve ¿Sabías que tienes entre 1 y 3 litros de sangre que recorren sin parar todos los rincones de tu cuerpo?
¿QUÉ ES LA SANGRE?
Cuando te das un golpe fuerte en la nariz o te haces una herida sale sangre. La sangre es un líquido de color rojo que siempre está en movimiento. Si miraras una gota de sangre con un microscopio te darías cuenta de que no solo es un líquido, sino que en él “nadan” también otras muchas cosas.
Un poco más de la mitad de la sangre está formada por un líquido claro, de color amarillento, que se llama plasma. El plasma contiene proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas, minerales y otras sustancias, pero sobre todo una gran cantidad de agua.
La otra mitad de la sangre está formada por células que flotan en el plasma. Existen tres tipos diferentes de células de la sangre: leucocitos, eritrocitos y plaquetas.
Los leucocitos reciben también el nombre de glóbulos blancos. Se forman en el interior de los huesos, el timo y en los ganglios linfáticos y después pasan a la sangre. Son células que tienen formas distintas. Existen dos tipos: granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos) y agranulocitos (linfocitos y monocitos). La función de los leucocitos es defendernos contra las infecciones. En 1 mm3 de sangre hay entre 5.000 y 10.000 leucocitos.
Los eritrocitos también se llaman hematíes o glóbulos rojos. Son células pequeñas de color rojo y tienen forma de disco, hundido en su centro. Los eritrocitos se forman en el interior de los huesos y después pasan a la sangre donde viven allí tres o cuatro meses. Cuando envejecen se destruyen, sobre todo en el bazo. Son muy abundantes. Su función es transportar el oxígeno y el dióxido de carbono. Para ello, en el interior del eritrocito hay hemoglobina, un compuesto formado por proteínas y hierro. El oxígeno o el dióxido de carbono se unen a la hemoglobina y de esta manera son transportados de un lugar a otro. El color rojo de la sangre se debe al oxígeno que contienen estas células. En 1 mm3 de sangre hay unos 5 millones de eritrocitos.
Las plaquetas se llaman también trombocitos y son las células más pequeñas de la sangre. Cuando un vaso sanguíneo se rompe, las plaquetas acuden a ese lugar y junto con otras sustancias de la sangre forman un tapón (coágulo). Gracias al coágulo las heridas dejan de sangrar. Las plaquetas se forman también en el interior de los huesos y después pasan a la sangre. En 1 mm3 existen entre 200.000 y 300.000 plaquetas.
Cuando nos sacan sangre para analizarla en el laboratorio decimos que nos han hecho un análisis de sangre. Los análisis de sangre nos permiten conocer el número de células y la cantidad de las sustancias que forman el plasma.
¿PARA QUÉ NECESITAMOS LA SANGRE?
Imagina un medio de trasporte un poco especial que recoge las mercancías donde se producen, luego las reparte por todas las casas y además se lleva todo lo que nos sobra o no necesitamos.
Pues bien, la sangre se parece a ese medio de transporte; su función más importante es recoger, transportar y repartir sustancias de un sitio a otro de nuestro cuerpo.
1. La sangre es la responsable de recoger en los pulmones el oxígeno del aire que respiramos y en el intestino delgado las sustancias nutritivas de los alimentos que hemos comido.
2. Es la responsable de repartir ese oxígeno y esas sustancias nutritivas a cada célula de tu cuerpo.
3. Es la responsable de recoger las sustancias inútiles o perjudiciales que producen las células y de llevarlas a los pulmones, al hígado o a los riñones para eliminarlas.
Además, la sangre transporta otras muchas sustancias o células que tienen funciones muy importantes. Si te haces una herida y se rompe un vaso sanguíneo, la sangre lleva a este lugar las células o sustancias necesarias para taponar la herida y evitar la pérdida de sangre (coagulación). Si entra en tu cuerpo un microorganismo contra el que hay que luchar, la sangre desplaza también hacia ese lugar las células o sustancias que van a combatirlo (defensa).
Para poder realizar todas estas funciones, la sangre tiene que moverse de un lado a otro de tu cuerpo, es decir tiene que circular, y esto lo hace impulsada por el corazón, dentro de unos tubos que se llaman vasos sanguíneos (arterias, capilares y venas).
LA DONACIÓN Y LAS TRANSFUSIONES DE SANGRE
Puede que alguna vez hayas leído u oído que se necesitan donantes de sangre, o que en un hospital falta sangre. Cuando una persona dice que ha donado sangre significa que ha dado parte de su sangre. Para poder donar sangre hay que ser mayor de edad y estar sano. Se extrae casi medio litro de sangre, se analiza para comprobar que no tiene sustancias perjudiciales y se guarda en unas bolsas especiales en un lugar llamado banco de sangre. Donar sangre no es peligroso, nuestro cuerpo es capaz de recuperar con rapidez la cantidad de sangre que hemos dado.
¿Pero para qué se necesita esa sangre y por qué es tan importante donarla? Si una persona pierde mucha sangre, por ejemplo en un accidente grave, su vida puede estar en peligro. Sin embargo, se puede salvar si recibe una transfusión, es decir si se repone la sangre que ha perdido. Para ello, los médicos utilizan las bolsas con la sangre que la gente ha donado. ¡Donar sangre puede salvar muchas vidas!
¿EXISTEN DIFERENTES TIPOS DE SANGRE?
Si alguna vez te han operado, seguro que el médico ha preguntado a tus padres si conocían tu grupo sanguíneo. La composición de la sangre es igual en todas las personas y sin embargo hay diferentes tipos de sangre. La presencia o no en la superficie de los eritrocitos de ciertas sustancias, nos permite diferenciar distintos tipos de sangre.
Conocemos dos sistemas de clasificación. El sistema ABO y el sistema Rh. El sistema ABO nos permite distinguir cuatro grupos sanguíneos, el grupo A, el grupo B, el grupo AB y el grupo 0. El sistema del Rh establece dos tipos de sangre Rh+ (positivo) y Rh- (negativo).
¿Y por qué es tan importante conocer el grupo sanguíneo? Algunos grupos sanguíneos no pueden mezclarse, esto significa que una persona solo puede recibir sangre de algunos grupos determinados, no de todos. Por eso es tan importante conocer el grupo sanguíneo antes de una operación y siempre que es necesario hacer una transfusión.
LAS ENFERMEDADES DE LA SANGRE
Las enfermedades de la sangre pueden aparecer a todas las edades y algunas son hereditarias. Pueden afectar a las células sanguíneas o al plasma. Las causas son el aumento o disminución del número de algún tipo de sustancia o de célula, o la alteración de su forma o de su contenido. Así por ejemplo, las leucemias, una forma de cáncer, son enfermedades debidas a un aumento del número de leucocitos en la sangre. Las anemias son enfermedades relacionadas con los defectos en el número o la forma de los eritrocitos de la sangre. En una hemorragia grave se produce una anemia por la pérdida de sangre y por tanto de eritrocitos. Otra causa de anemia se debe a que la cantidad de hierro que se toma con los alimentos es demasiado escasa para formar la hemoglobina de los eritrocitos. Este tipo de anemia se puede evitar tomando alimentos ricos en hierro y vitaminas, como legumbres, carne, huevos, pollo o pescado. Otras enfermedades afectan a la coagulación, como la hemofilia, una enfermedad hereditaria en la que se sangra con facilidad.

LA SANGRE

Eritrocitos
Los eritrocitos también se llaman
glóbulos rojos o hematíes. Son las
células de la sangre que transportan el oxígeno.


Leucocito

En esta imagen puedes ver dos tipos de células de la sangre, unas de color rojo y otra de color blanco. Las células de color rojo son eritrocitos o glóbulos rojos. La función de los eritrocitos es transportar el oxígeno. La célula de color blanco es un leucocito o glóbulo blanco. La función de los leucocitos es defendernos de la infecciones.


Plaquetas
Las plaquetas se llaman también trombocitos. Son las células más pequeñas de la sangre. Su función es taponar la pared de los vasos sanguíneos dañados. Cuando se lesiona un vaso, las plaquetas se acumulan y forman un tapón (coágulo), junto a otras sustancias de la sangre. Este tapón impide que la sangre salga del vaso sanguíneo.


Hemostasia y coagulación
La salida de sangre de un vaso lesionado se tapona gracias a un proceso llamado hemostasia que tiene lugar en 3 fases. En un primer momento, tiene lugar una vasoconstricción local, favorecida por la liberación de serotonina y otras sustancias vasoconstrictoras que provienen de las plaquetas: de esta manera, se reduce la pérdida de sangre. La segunda fase consiste en la aglutinación de las plaquetas y la formación de un agregado plaquetario que tapona rápidamente la zona lesionada. Este tapón es temporal y se transforma en un coágulo gracias a la transformación del fibrinógeno, proteína soluble, en fibrina, insoluble. Este proceso constituye la tercera fase de la hemostasia, denominada coagulación: se producen una serie de reacciones en cadena que, gracias a la liberación de diversos factores, presentes en la sangre y liberados por el tejido lesionado, y a las plaquetas, determinan la síntesis de fibrina. Las moléculas de fibrina constituyen una red tridimensional en la que quedan atrapados los elementos que componen la sangre (plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos).




Anemia de células falciformes
La anemia de células falciformes se debe a una mutación en la hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno en la sangre. Una sustitución en su secuencia de aminoácidos (valina, en lugar de ácido glutámico) es responsable de la formación incorrecta de la molécula de cuatro cadenas de hemoglobina cuando el oxígeno es bajo. Las hemoglobinas defectuosas se unen formando bastones alargados que extienden los hematíes en forma de semiluna. Estas células falciformes no pueden adaptarse y atravesar los vasos sanguíneos pequeños.

Aparato circulatorio

INTRODUCCIÓN
Aparato circulatorio, en anatomía y fisiología, sistema por el que discurre la sangre a través de las arterias, los capilares y las venas; este recorrido tiene su punto de partida y su final en el corazón. En los humanos y en los vertebrados superiores, el corazón está formado por cuatro cavidades: la aurículas derecha e izquierda y los ventrículos derecho e izquierdo. El lado derecho del corazón bombea sangre carente de oxígeno procedente de los tejidos hacia los pulmones donde se oxigena; el lado izquierdo del corazón recibe la sangre oxigenada de los pulmones y la impulsa a través de las arterias a todos los tejidos del organismo. La circulación se inicia al principio de la vida fetal. Se calcula que una porción determinada de sangre completa su recorrido en un periodo aproximado de un minuto.

CIRCULACIÓN PULMONAR
La sangre procedente de todo el organismo llega a la aurícula derecha a través de dos venas principales: la vena cava superior y la vena cava inferior. Cuando la aurícula derecha se contrae, impulsa la sangre a través de un orificio —el de la válvula tricúspide cuando se abre— hacia el ventrículo derecho. La contracción de este ventrículo conduce la sangre hacia los pulmones. La válvula tricúspide evita el reflujo de sangre hacia la aurícula, ya que se cierra por completo durante la contracción del ventrículo derecho. En su recorrido a través de los pulmones, la sangre se oxigena, es decir, se satura de oxígeno. Después regresa al corazón por medio de las cuatro venas pulmonares que desembocan en la aurícula izquierda. Cuando esta cavidad se contrae, la sangre pasa al ventrículo izquierdo y desde allí a la aorta gracias a la contracción ventricular. La válvula bicúspide o mitral evita el reflujo de sangre hacia la aurícula y las válvulas semilunares o sigmoideas, que se localizan en la raíz de la aorta, el reflujo hacia el ventrículo. En la arteria pulmonar también hay válvulas semilunares o sigmoideas.

RAMIFICACIONES
La aorta se divide en una serie de ramas principales que a su vez se ramifican en otras más pequeñas, de modo que todo el organismo recibe la sangre a través de un proceso complicado de múltiples derivaciones. Las arterias menores se dividen en una fina red de vasos aún más pequeños, los llamados capilares, que tienen paredes muy delgadas. De esta manera la sangre entra en estrecho contacto con los líquidos y los tejidos del organismo. En los vasos capilares la sangre desempeña tres funciones: libera el oxígeno hacia los tejidos, proporciona a las células del organismo nutrientes y otras sustancias esenciales que transporta, y capta los productos de desecho de los tejidos. Después los capilares se unen para formar venas pequeñas. A su vez, las venas se unen para formar venas mayores, hasta que, por último, la sangre se reúne en la vena cava superior e inferior y confluye en el corazón completando el circuito.

CIRCULACIÓN PORTAL
Además de la circulación pulmonar y sistémica descritas, hay un sistema auxiliar del sistema venoso que recibe el nombre de circulación portal. Un cierto volumen de sangre procedente del intestino confluye en la vena porta y es transportado hacia el hígado. Aquí penetra en unos capilares abiertos denominados sinusoides, donde entra en contacto directo con las células hepáticas. En el hígado se producen cambios importantes en la sangre, vehículo de los productos de la digestión que acaban de absorberse a través de los capilares intestinales. Las venas recogen la sangre de nuevo y la incorporan a la circulación general hacia la aurícula derecha. A medida que avanza a través de otros órganos, la sangre sufre más modificaciones.

CIRCULACIÓN CORONARIA
La circulación coronaria irriga los tejidos del corazón aportando nutrientes y oxígeno, y retirando los productos de degradación. De la aorta, justo en la parte superior de las válvulas semilunares, nacen dos arterias coronarias. Después, éstas se dividen en una complicada red capilar en el tejido muscular cardiaco y en las válvulas. La sangre procedente de la circulación capilar coronaria se reúne en diversas venas pequeñas, que después desembocan directamente en la aurícula derecha sin pasar por la vena cava.

FUNCIÓN CARDIACA
La actividad del corazón consiste en la alternancia sucesiva de contracción (sístole) y relajación (diástole) de las paredes musculares de las aurículas y los ventrículos. Durante el periodo de relajación, la sangre fluye desde las venas hacia las dos aurículas, y las dilata de forma gradual. Al final de este periodo la dilatación de las aurículas es completa. Sus paredes musculares se contraen e impulsan todo su contenido a través de los orificios auriculoventriculares hacia los ventrículos. Este proceso es rápido y se produce casi de forma simultánea en ambas aurículas. La masa de sangre en las venas hace imposible el reflujo. La fuerza del flujo de la sangre en los ventrículos no es lo bastante poderosa para abrir las válvulas semilunares, pero distiende los ventrículos, que se encuentran aún en un estado de relajación. Las válvulas mitral y tricúspide se abren con la corriente de sangre y se cierran a continuación, al inicio de la contracción ventricular.
La sístole ventricular sigue de inmediato a la sístole auricular. La contracción ventricular es más lenta, pero más enérgica. Las cavidades ventriculares se vacían casi por completo con cada sístole. La punta cardiaca se desplaza hacia delante y hacia arriba con un ligero movimiento de rotación. Este impulso, denominado el latido de la punta, se puede escuchar al palpar en el espacio entre la quinta y la sexta costilla. Después de que se produzca la sístole ventricular el corazón queda en completo reposo durante un breve espacio de tiempo. El ciclo completo se puede dividir en tres periodos: en el primero las aurículas se contraen; durante el segundo se produce la contracción de los ventrículos; en el tercero las aurículas y ventrículos permanecen en reposo. En los seres humanos la frecuencia cardiaca normal es de 72 latidos por minuto, y el ciclo cardiaco tiene una duración aproximada de 0,8 segundos. La sístole auricular dura alrededor de 0,1 segundos y la ventricular 0,3 segundos. Por lo tanto, el corazón se encuentra relajado durante un espacio de 0,4 segundos, aproximadamente la mitad de cada ciclo cardiaco.
En cada latido el corazón emite dos sonidos, que se continúan después de una breve pausa. El primer tono, que coincide con el cierre de las válvulas tricúspide y mitral y el inicio de la sístole ventricular, es sordo y prolongado. El segundo tono, que se debe al cierre brusco de las válvulas semilunares, es más corto y agudo. Las enfermedades que afectan a las válvulas cardiacas pueden modificar estos ruidos, y muchos factores, entre ellos el ejercicio, provocan grandes variaciones en el latido cardiaco, incluso en la gente sana. La frecuencia cardiaca normal de los animales varía mucho de una especie a otra. En un extremo se encuentra el corazón de los mamíferos que hibernan que puede latir sólo algunas veces por minuto; mientras que en el otro, la frecuencia cardiaca del colibrí es de 2.000 latidos por minuto.

PULSO
Cuando la sangre es impulsada hacia las arterias por la contracción ventricular, su pared se distiende. Durante la diástole, las arterias recuperan su diámetro normal, debido en gran medida a la elasticidad del tejido conjuntivo y a la contracción de las fibras musculares de las paredes de las arterias. Esta recuperación del tamaño normal es importante para mantener el flujo continuo de sangre a través de los capilares durante el periodo de reposo del corazón. La dilatación y contracción de las paredes arteriales que se puede percibir cerca de la superficie cutánea en todas las arterias recibe el nombre de pulso.

ORIGEN DE LOS LATIDOS CARDIACOS
La frecuencia e intensidad de los latidos cardiacos están sujetos a un control nervioso a través de una serie de reflejos que los aceleran o disminuyen. Sin embargo, el impulso de la contracción no depende de estímulos nerviosos externos, sino que se origina en el propio músculo cardiaco. El responsable de iniciar el latido cardiaco es una pequeña fracción de tejido especializado inmerso en la pared de la aurícula derecha, el nodo o nódulo sinusal. Después, la contracción se propaga a la parte inferior de la aurícula derecha por los llamados fascículos internodales: es el nodo llamado auriculoventricular. Los haces auriculoventriculares, agrupados en el llamado fascículo o haz de His, conducen el impulso desde este nodo a los músculos de los ventrículos, y de esta forma se coordina la contracción y relajación del corazón. Cada fase del ciclo cardiaco está asociada con la producción de un potencial eléctrico detectable con instrumentos eléctricos configurando un registro denominado electrocardiograma.

CAPILARES
La circulación de la sangre en los capilares superficiales se puede observar mediante el microscopio. Se puede ver avanzar los glóbulos rojos con rapidez en la zona media de la corriente sanguínea, mientras que los glóbulos blancos se desplazan con más lentitud y se encuentran próximos a las paredes de los capilares. La superficie que entra en contacto con la sangre es mucho mayor en los capilares que en el resto de los vasos sanguíneos, y por lo tanto ofrece una mayor resistencia al movimiento de la sangre, por lo que ejercen una gran influencia sobre la circulación. Los capilares se dilatan cuando la temperatura se eleva, enfriando de esta forma la sangre, y se contraen con el frío, con lo que preservan el calor del organismo. También desempeñan un papel muy importante en el intercambio de sustancias entre la sangre y los tejidos debido a la permeabilidad de las paredes de los capilares; éstos llevan oxígeno hasta los tejidos y toman de ellos sustancias de desecho y CO2 que transportan hasta los órganos excretores y los pulmones respectivamente. Allí se produce de nuevo un intercambio de sustancias de forma que la sangre queda oxigenada y libre de impurezas.

No hay comentarios: